El perro (clasificación científica “Canis familiaris”) ha sido reconocido desde siempre como “el mejor amigo” del hombre.
Esta relación, establecida desde el principio de los tiempos de la historia de los perros, ha evolucionado hasta convertirse en nuevas formas de interacción hombre-perro, que son origen de grandes beneficios para la sociedad.
Tradicionalmente, el perro ha ayudado al hombre en tareas tales como la caza, la vigilancia y como ayuda invaluable en el pastoreo de ganado. Sin embargo, en la medida en que la sociedad ha evolucionado desde pequeñas comunidades agrícolas, a cada vez mayores áreas metropolitanas, el rol del perro ha cambiado.
A través de los años el perro ha ayudado a localizar personas desaparecidas y ha sido de ayuda en operaciones de rescate que siguen a los eventos trágicos como terremotos y explosiones.
En adición, el perro sirvió junto a soldados en el área de patrullaje en la segunda guerra mundial y en la guerra de Vietnam. Sin embargo, el perro ha sido particularmente exitoso en el área de detección de narcóticos.
Hoy, el compañerismo del perro ha añadido un significado adicional, en la medida en que el norteamericano cada vez en mayor número, considera al perro como otro miembro de la familia en vez de una mera propiedad.
Más de 30 millones de norteamericanos conviven con uno o más perros (Marks, 1999). De acuerdo a una encuesta nacional, la mayoría de los dueños de perros seleccionaron como la razón principal para tener un perro la relación de compañerismo lograda con el animal (American Animal Hospital Association, 1995).
Después de todo, el perro no enjuicia, da amor incondicional, y podemos hacer de ellos el mayor confidente de nuestros más íntimos sentimientos. En adición, el perro es sumamente inteligente, por lo tanto puede ser entrenado para hacer muchas cosas. Estas características del perro pueden servir para elevar la calidad de vida de miles de jóvenes y adultos, especialmente aquellos incapacitados y/o aquellos que residen en instituciones de cuido.
El perro y su rol en la incapacidad visual, auditiva y física
El perro guía para los incapacitados visuales es el más conocido entre todos. Estos perros están legalmente definidos por la ley federal – 1990 Americans with Disabilities Act – como perros en servicio.
Los perros guías son entrenados para mejorar la movilidad y la independencia de hombres y mujeres ciegas. Trabajando en y fuera de la casa, más otras actividades sociales ahora pueden ser logradas con la ayuda de estos perros altamente entrenados.
Debe mencionarse que bajo esta ley federal los perros guías son permitidos en todo sitio en que el público en general tenga acceso. Esto incluye restaurantes, y todo tipo de establecimiento público que tenga políticas de no aceptar mascotas.
Los perros en servicio para los incapacitados en la actividad auditiva están entrenados para ayudar a personas sordas o casi sordas. Estos perros alertan a las personas a sonidos tales como alarmas de fuego, relojes despertadores, el sonido del teléfono, el timbre de la puerta, llamados a la puerta, el llanto de un niño y las sirenas.
El perro en servicio para los físicamente impedidos está entrenado para mejorar la movilidad y la independencia de las personas que usan sillas de ruedas, andadores, muletas o bastones. Estos perros llevan a cabo una variedad de tareas como halar la silla de rueda, levantar objetos caídos, encender y apagar los interruptores de la luz, abrir y cerrar puertas y gavetas, llevar objetos en la boca o en mochilas y ayudar a las personas a levantarse de una silla o de una caída.
En adición, un número de estudios empíricos ha demostrado que la presencia de un perro de compañía sirve para aumentar la cantidad y la calidad de la atención dirigida al incapacitado físicamente, por individuos bien sean familia o extraños (National Institutes of Health, 1987). Este efecto magnético de los perros en servicio puede ser de gran beneficio para los incapacitados.
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