Un estudio de 2010, reveló algunos datos sobre la mente de los perros. Se constató que los que muestran síntomas de ansiedad cuando se les deja solos también tienden a mostrar un comportamiento "pesimista".
La investigación ha sido hecha por expertos de la Universidad de Bristol. Sus resultados aportan una información importante sobre las emociones de los perros, y van a permitir conocer mejor las causas exactas de las reacciones de estos animales cuando, conviviendo con humanos, se quedan solos en el hogar durante unas horas.
Tal como apunta el profesor Mike Mendl, director del grupo de investigación de Conducta y Bienestar Animal en la Escuela de Ciencia Veterinaria Clínica de la mencionada universidad, quien dirigió el estudio, todos tendemos a pensar que nuestras mascotas y otros animales domésticos experimentan las emociones de manera similar a como lo hacemos nosotros, pero no tenemos modo de averiguarlo de forma directa porque las emociones son esencialmente privadas.
Sin embargo, tal como se ha demostrado en este nuevo estudio, es posible usar los hallazgos de la psicología humana para desarrollar nuevos modos de evaluar las emociones de otros mamíferos superiores.
Es bien sabido que los estados emocionales de las personas afectan a sus valoraciones, y que las personas felices son más propensas a juzgar positivamente una situación ambigua. Lo que ha mostrado el nuevo estudio es que esto se aplica de modo similar a los perros, o, dicho de forma llana, que un perro optimista es menos propenso a sufrir ansiedad cuando se le deja solo que uno de naturaleza más pesimista.
Para estudiar las decisiones "pesimistas" u "optimistas", se entrenó a perros en dos centros de acogida del Reino Unido, hasta que aprendieron que cuando se situaba un cuenco en un lugar en una habitación (la posición "positiva") dicho cuenco contenía comida, pero cuando se situaba en otro lugar (la posición "negativa") estaba vacío. El cuenco fue situado entonces en lugares ambiguos entre las posiciones negativa y positiva.
Los perros que corrían rápido hacia estos lugares ambiguos, como si esperaran la recompensa alimenticia, fueron clasificados como los que tomaban decisiones optimistas. Significativamente, estos perros también tendían a ser los que mostraban un menor nerviosismo cuando se les dejaba solos durante un periodo corto de tiempo.
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