sábado, 20 de noviembre de 2021

Perros ancianos

perro anciano

Probablemente, durante toda la vida de nuestro perro, hemos estado pendientes de él y nos hemos ocupado en su bienestar, pero cuando llegue este momento todavía debemos implicarnos más para que esta etapa de su vida la pase siendo un perro feliz y saludable.

El tiempo biológico de nuestro perro es distinto al nuestro; su vida dura vida menos que la nuestra, de manera que cuando  un perro cumple los siete años ya empieza a ser un perro anciano, mientras que nosotros a esa edad todavía estamos en la infancia, todavía somos muy pequeños. Aunque es cierto que los perros de raza grande envejecen más deprisa que los de raza pequeña, los siete años son la edad que se considera como el principio de la vejez del perro.

Probablemente, durante toda la vida de nuestro perro, hemos estado pendientes y nos hemos ocupado de su bienestar, pero cuando llegue este momento todavía deberemos implicarnos más para que esta etapa de su vida la pase siendo un perro feliz y saludable. Para esto debemos tomar algunas medidas especiales.

Adecuar el espacio en la casa:

La pérdida de movilidad así como la pérdida de ciertas capacidades o sentidos (vista, oído, etc.) supondrán la aparición de ciertos obstáculos en el entorno de nuestro perro que antes no lo eran. Debemos entender que, aunque nos cueste un sacrificio, deberemos procurar que se sienta a su gusto en casa, evitando lo que pueda suponerle un obstáculo o una incomodidad que le haga sentirse mal viendo que no puede superarlo como hacía antes; evitaremos que cambiar su lugar habitual para dormir, por ejemplo; evitaremos también el mobiliario que pueda resultar peligroso como los cantos de mesas a la altura de su cara; teniendo en cuenta que su visión no es total (más aún si es totalmente nula) y que el resto de los sentidos que puedan ayudarle a defenderse de esos obstáculos puede que también se haya atrofiado.

Si, por ejemplo, tenemos jardín también tomaremos medidas para que no se dañe con las herramientas que podamos tener y, para que no pueda salir y perderse o sufrir un accidente si se desorienta.

Control veterinario más exhaustivo:

Seguiremos con los tratamientos habituales que hemos seguido hasta ahora, vacunas, tratamientos antiparásitos, etc…, pero además le someteremos a una revisión dos veces al año para controlar los cambios producidos por el envejecimiento aunque observemos que el perro está sano.

El veterinario es quien mejor detectará un problema o enfermedad a través de un chequeo completo; debemos tener en cuenta que la detección a tiempo de un problema siempre supondrá un beneficio en tanto que se podrá empezar a tratar desde el principio, y esto puede ser crucial en según qué tipo de enfermedades, disfunciones o problemas.

Además aprovecharemos la visita al veterinario para que nos aclare las dudas que podamos tener respecto a los cambios que observamos en nuestro perro o sobre cualquier otro tema.

Un chequeo completo debe constar de análisis de orina, de sangre y de heces, y de radiografías para controlar el estado de los huesos, especialmente sensibles a sufrir desgaste por la edad. Estas analíticas darán al veterinario una información muy completa del estado de la salud de nuestro perro ya que la mayoría de los problemas o enfermedades se reflejan en dichos análisis.

Hacer ejercicios especiales:

De la misma manera que durante toda su vida el ejercicio ha sido vital para su bienestar y desarrollo, también será muy importante cuando nuestro perro sea anciano.

Está claro que no podremos forzarle a llevar a cabo la misma actividad que cuando era joven, así que le proporcionaremos un ejercicio que, sin cansarle demasiado ni provocarle estrés, le ayude a mantenerse en forma, a que los huesos y músculos estén más protegidos, y que le proporcione satisfacción y diversión para que se sienta mejor y más feliz.

Con esto también prevendremos o mejoramos los problemas de obesidad (un problema bastante frecuente en perros ancianos) y de artritis que se puedan aparecer en nuestro perro, ya que el ejercicio quema calorías y reduce el dolor en los huesos que aumenta con los cambios de tiempo. Hay alimentos especiales para poder palear estas patologías.

Lo ideal es que haga ejercicios a diario que consista en paseos y juegos de atrapar objetos de manera tranquila, sin agresividad ni violencia. En cuanto a la cantidad de ejercicio tiene que ir en proporción, primeramente a la clase de perro que sea, esto incluso cuando es joven, y sobre todo a su estado de salud y sus ganas. En general, no dejaremos que se canse en exceso y haremos que repose cuando lo necesite; no debe faltarle agua.

Una alimentación especial:

Durante esta etapa tiene unas necesidades nutricionales distintas a las de las anteriores, así que la dieta deberá ajustarse a éstas.

El perro anciano no necesita tanta energía como el perro joven y, si come demasiado, puede llevar a padecer obesidad, cosa que hay que evitar a través de una correcta alimentación.

Por otra parte, la pérdida de apetito y la dificultad de las digestiones del perro anciano hacen que el hábito de comer una vez al día una gran cantidad de comida no sea adecuada. Es mejor que le demos de comer menos cantidad y más veces al día.

Podemos empezar con dos comidas al día, pero conforme el perro envejezca llegar a cuatro al día será lo correcto.

Elegiremos el tipo de comida más adecuada, si es necesario consultando al veterinario, y teniendo en cuanta el aporte de proteínas, hidratos de carbono, calorías y minerales para cada alimento proporciona para poder adecuarlos a las necesidades de nuestro perro. Deberemos reducir la cantidad de sal en sus comidas ya que no es recomendable, y tendremos en cuenta que el agua es un elemento esencial y que le proporcionaremos la que necesite; en caso de problemas de incontinencia consultaremos con el veterinario.

Encontraremos comidas especiales para perros ancianos.

La relación con los niños:

Los perros ancianos necesitan mucha calma y tranquilidad, y los movimientos rápidos y la incesante energía de los niños pueden molestar mucho. Deberemos enseñarle al niño que no moleste al perro sobre todo cuando está durmiendo, y si vienen otros niños de visita procuraremos dejar al perro en un lugar tranquilo donde no pueda ser molestado.  

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