La displasia de cadera es una enfermedad muy frecuente en perros de tamaño grande y mediano, poco frecuente en perros de tamaño pequeño.
Es una deformidad de la cavidad acetabular (cadera) con las cabezas femorales luxadas o sub luxadas, es decir, fuera de su lugar natural. La cabeza del fémur al no tener un buen recubrimiento se mueve y esto produce inflamación y debilidad en la articulación y musculo.
Es una enfermedad degenerativa que termina provocando una inflamación y dolor, lo que hará al perro cargar más peso en las patas delanteras y usar menos las traseras, esa postura al andar hará que aparezca una clara atrofia muscular en el tercio trasero.
La displasia empieza a edad temprana (5 o 6 meses) a mostrar sus primeros signos de alerta, el perro se para mal (saca una pata hacia afuera), tiene dificultad para mantenerse en pie, no carga peso con los miembros posteriores, puede tener signos de dolor después de hacer ejercicio, caer, puede volverse más agresivo, y mostrar la marcha típica de un perro con displasia, que es el balanceo de la parte posterior.
Es importante que el perro descanse en una cama de alta calidad, que le proporcione mucho confort , aísle del frio y humedad.
Cuando un perro presenta displasia, es importante evitar el exceso de peso, hay que utilizar una alimentación adecuada; se puede ayudar a paliar los síntomas con condroprotecotores.
Para diagnosticar la displasia solo existe un método, el diagnostico radiológico. Para ello es necesario una radiografía de decúbito supino (dorsal) con las extremidades posteriores bien estiradas y paralelas.
Actualmente sabemos que se trata de una patología hereditaria y poligénica, es decir, es una compleja enfermedad de transmisión genética que está ligada a varios genes que provienen del padre y de la madre. También sabemos que los perros nacen libres de la enfermada y esta se va desarrollando en los primeros meses de vida, entre los 3 y 8 meses se considera el periodo crítico para desarrollarla, posteriormente la enfermedad se estabiliza y los cambios clínicos son muy lentos.
Consejos para reducir el dolor:
-Mantener un peso apropiado para el tamaño del perro.
-Natación.
-Ejercicio diario moderado (2 veces al día 20 minutos cada vez).
-Mantener al animal en un sitio seco y caliente.
-Masaje terapéutico, a la hora de realizarlo, se aconseja que se haga mediante movimientos circulares, ejercicios de presión con las yemas de los dedos, sin apretar demasiado, un masaje de 10 minutos será suficiente para relajar la zona.
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