“Llevarse como el perro y el gato”, dice el proverbio… no debería significar necesariamente llevarse mal.
Antes de adquirir un perro o gato asegúrese que sean buenos candidatos para vivir con otras especies.
Si el gato anteriormente ha vivido con otros perros, es tranquilo, relajado y no es tímido o asustadizo, será más apto para adaptarse a la vida con perros.
Convivencia entre gatos y perros
Los perros y gatos son predadores por naturaleza, y su instinto les incita a perseguir a otras especies animales. Es frecuente que los gatos se lancen tras los ratones, pájaros, moscas…. Y que los perros hagan lo mismo con los gatos. Su genética les dice que es una presa potencial que deben seguir y la primera prioridad de cualquier especie animal es obtener alimentos para su subsistencia.
En los gatos la pasión por la caza es más difícil de erradicar que en los perros, pero se puede controlar por medio de juegos y entretenimientos, existen varios juguetes que puede hacer al gato desarrollar su instinto cazador como plumeros, con este tipo de juguetes no tendrá necesidad de cazar.
Para lograr una buena convivencia entre especies tenemos que ser conscientes de las diferencias y respetarlas, los perros tiene un fácil aprendizaje, a los gatos les cuesta un poco más. Los felinos son animales independientes y suelen entretenerse sin causar mayores problemas, son más higiénicos, no necesitan salir a la calle, ni son glotones, prefieren picotear que comer todo la comida del día en una o dos tomas.
Estas dos especies pueden tratarse con desconfianza, está claro que son muy diferentes, la incomprensión de los dos puede ser el detonante de sus reacciones, pero la domesticación ha cambiado estos dominios, y es una realidad que la convivencia hace el cariño.
Si viven juntos desde cachorros, es decir, los sociabilizamos correctamente y los educamos para convivir, la adaptación será mucho más fácil. Terminarán asumiendo que no es necesario cazar para sobrevivir, que ese tema lo tiene resuelto, y que pueden relacionarse con otras especies perfectamente. Cuando son cachorros es más fácil que aprendan de sus padres y por supuesto del ambiente que los rodea, que es lo que condicionara su comportamiento de adultos. Las personas también formamos parte de ese ambiente.
En conclusión, los perros y gatos pueden convivir perfectamente, es más fácil si la convivencia comienza cuando son cachorros que cuando son adultos, los que peor lo llevan son los ancianos, acostumbrados a la tranquilidad y a ser los reyes de la casa, los cachorros son más juguetones, no tardarán en establecer sus propias jerarquías, aunque es importante que siempre dispongan de sus sitios separados, para comer dormir y poder refugiarse en momentos de agobio.
El momento en el que la nueva mascota llega a casa es muy importante, lo que llamamos “la presentación”, es mejor que nuestro perro en ese momento esté cansado por haber realizado ejercicio, recién comido y tranquilo. Si cuando ve a la nueva mascota se muestra tranquilo hay que premiarlo, demostrarle que es así como se tiene que comportar con el nuevo miembro de la familia.
Nunca debemos estimular el instinto de caza y persecución, más bien, reprimir cualquier intento de caza y captura a todo lo que se mueve.
¡Con un poquito de paciencia y mucho cariño, es posible la convivencia de perros y gatos, tenga la edad que tengan!
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